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Listas hay a millares, de todo lo habido y por haber, y yo mismo he hecho algunas de cosas que ya desaparecieron de la faz de la tierra (palabras, personas, animales, vegetales, hielos polares, etc.), pero nos falta una lista de cosas que si bien todavía no han desaparecido del todo, están en trance de desaparición irreversible, de modo que a quien le gusten procure disfrutarlas mientras duren. Porque van a durar poquísimo, y no hay forma de evitarlo. Los maravillosos DVD, por ejemplo, así como los periódicos de papel, el amor romántico, las estaciones del año, los grandes acuíferos, las pelis con gente fumando, los teléfonos fijos, el estado del bienestar, los diccionarios (nadie quiere saber ya qué es o qué significa algo), los trabajos no precarios, el futuro. Cosas todas ellas en trance de extinción, al igual que el propio dinero (sigue siendo un misterio donde va a parar el dinero cuando desaparece), la inteligencia no artificial y los intelectuales o sabios de toda la vida, sustituidos todos por sociólogos, psicólogos, pedagogos y cosas por el estilo. Porque la naturaleza no permite vacíos, y cuando algo desaparece deja un hueco en el espacio-tiempo que de inmediato es ocupado por otra cosa, no necesariamente parecida. Los DVD por las plataformas, los periódicos por el móvil, las palabras por balbuceos y gimoteos, igual que los diccionarios, los otoños por veranos y las razones por emociones. El dinero ya hemos dicho que ni se sabe, aunque su desaparición, unida a la del futuro y los trabajos no precarios, bien podría estar engendrando antiguas formas de esclavitud actualizada, muy novedosas. Ni idea de qué sustituirá al amor romántico, antes llamado amor cortés, aunque la verdad es que eso es algo que me trae completamente sin cuidado. De todas las cosas ya desaparecidas, o a punto de hacerlo, es la que menos me importa. Que se las arreglen, ellos, ellas y elles. Si les gustan, disfruten mientras duren de las cosas en trance desaparición. Y no se preocupen demasiado, aparecerán otras, no necesariamente similares. En cualquier caso, recuerden que siempre contamos con la solución de todos los problemas. Bajar los impuestos, sí señor. Lo han adivinado.