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En los tiempos actuales todos somos fascistas hasta que se demuestre lo contrario. Están utilizando tanto el calificativo de ‘facha', aunque muchos no sepan muy bien su significado, que da mucha pereza aportar argumentos contrarios. Si dices que la ley del ‘solo sí es sí' es una chapuza jurídica eres un fascista o un machista, o las dos cosas a la vez. Si consideras que no tienen que rebajarse las condenas por sedición eres también un fascista porque no quieres que España se adapte a las legislaciones europeas, aunque este argumento sea falso. Si dices que es una atrocidad rebajar la condena de malversación para beneficiar a determinados políticos catalanes o a Griñán, aunque esta modificación pueda beneficiar a cientos de políticos que hayan robado dinero público, eres un intransigente y, por consiguiente, un fascista. Nos estamos acostumbrando a vivir en un mundo donde todos somos fachas excepto si acatas, y no opinas, sobre los argumentos y gestión de los actuales gobernantes, aunque ellos no hayan intentado averiguar demasiado a fondo las connotaciones del término facha.

Mucho más peligroso es mezclar fachas y nazis, lo cual es una atrocidad histórica porque todos los políticos con cargo público deberían conocer la ideología del partido de Hitler. No hace falta perder ni un segundo para recordarlo, aunque recomiendo acudir a Wikipedia si alguno tiene dudas. Aviso que más de uno se puede llevar un disgusto cuando averigüe la realidad. El problema no es que todos los que criticamos la gestión de Armengol, Hila, Sánchez o Irene Montero seamos automáticamente unos fachas, es que tal y como evoluciona la política nacional y autonómica la situación no parece que pueda mejorar en los próximos años. Lo más razonable es conformarse a que te llamen facha de por vida, no enfadarse por ello, y reírse con las ocurrencias que van surgiendo prácticamente a diario protagonizadas por políticos sin ningún tipo de experiencia y, visto lo visto, sin apenas preparación intelectual para el cargo que ocupan.

Pero ya aviso que esta campaña de «todos son unos fachas» se agravará en el futuro si, como parece y señalan las encuestas, el centro derecha pueda gobernar en determinadas comunidades autónomas. Si el PP tiene que gobernar con Vox o simplemente utilizar sus votos para conformar una mayoría en Balears, el clima que se puede crear puede ser difícil de respirar. Pedir a los políticos actuales un poco de mesura resultará inútil porque viven más cómodos instalados en la confrontación que resolviendo los problemas de los ciudadanos. Realmente esto último es mucho más difícil porque no tienen ni idea de cómo hacerlo. Llamando fachas a todos aquellos que critican lo que hacen lo tienen mucho más fácil.