Durant la transició política espanyola, durant un temps vaig admirar la figura de Ramón Tamames. El considerava un polític bastant equilibrat, d’esquerres, i un excel·lent economista. Però amb el temps ha esdevingut un saltimbanqui en mans de Santiago Abascal i de Vox. Un enemic de la llibertat, de la democràcia i de l’estat de dret. Llàstima. La setmana passada tothom es va riure d’ell en públic i per la televisió, al Congreso de los Diputados de Madrid, i em va saber greu. Em vaig trobar incòmode veient la befa que se’n feia de la seva persona. El pitjor és que s’ho ben mereixia. Quin ridícul més gran el seu! Aplaudeixo les paraules punyets, precises i necessàries que li va dirigir Gabriel Rufián. Tamames, l’immaculat d’abans i l’ara tacat de morques per tot el cos i per tot l’esperit, s’ho havia ben guanyat.
L’immaculat Ramón Tamames
02/04/23 0:29
También en Opinión
- La mujer que denunció a un conductor del TIB: «Me dijo que si quería hablar el catalán fuera a Cataluña»
- Gran operación antidroga de la Policía Nacional y Aduanas en La Soledat
- Los nuevos y molestos 'vecinos' del Estadio Balear
- La motorista en estado crítico tras un accidente en la UIB es una doctora residente de Pediatría en Son Espases
- Un militar italiano que participaba en las maniobras de la OTAN, acusado de violar a una joven en Magaluf
2 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
Estimado Señor. Tamames, con sus noventa años, devolvió algo que desde la era Zapatero había desaparecido viéndose aumentada con la irrupción de los partidos extremistas tanto de izquierdas como de derechas. Me refiero a la buena educación y a la cordura, al hablar sin gritos, sin insultos, sin menosprecios, sin tanto repetir las palabras co...tas, fa...tas. Saludos.
Joanet, otra vez devuelta a la sección de humor triste. Aplícate el "pobre home" que dedicas a Tamames y no añadas al pesar que los creyentes sufrimos en Semana Santa tus pesares particulares, que poco nos importan. Dirás que porque me leéis, entonces: pues te digo que los desacomplejados nos gusta estar informados de todo, aunque seas tan plomo como Solzhenitsyn.