En las pelis norteamericanas de buenos y malos, que son casi todas, y preferentemente en las de policías y ladrones, o agentes secretos salvando al mundo, suele pasar que los malvados que acosan al héroe intentando matarle también son polis corruptos, o jefes de la CIA y demás organizaciones más secretas aún (el caso Bourne), o incluso altos cargos militares o el propio presidente de EEUU, que por unas cosas u otras, han sucumbido al poder del mal, o del patriotismo, o de lo que sea. Esto no tiene nada que ver con el ceremonial del poli bueno y el poli malo, sino con la certidumbre de los norteamericanos de que ellos son el mundo, y por tanto, el bien y el mal, y el bueno y al malo, deben ser ellos mismos. Hay excepciones, y a veces algún malo tiene aspecto árabe, o de nazi renacido (antes eran los indios, que ya no quedan), pero en general los héroes de acción siempre descubren sórdidas conjuras internas, y pelean, por así decirlo, contra colegas envilecidos. El bien y el mal son ellos, no admiten foráneos.
Historias del bien y del mal
Palma24/05/23 0:29
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