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El Gobierno de Pedro Sánchez nos ha defraudado por muchas razones. Unas políticas, como el asalto a las instituciones, la rebajada de la sedición o la malversación, la ley del ‘solo sí es sí'. Pero, sobre todo, nos han sorprendido las actitudes de algunos ministros que supuestamente venían a darle una pátina de seriedad, responsabilidad y saber hacer. Es el caso de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. Un día y otro se ha dedicado a vender a los españoles una mercancía averiada. Primero la pandemia no iba a tener un efecto significativo. Sin embargo, la economía española tuvo la mayor pérdida de PIB desde la Guerra Civil. Después, tampoco la invasión de Ucrania por Rusia nos iba a afectar demasiado. Ni siquiera la subida de los tipos de interés dañaría la ‘fabulosa' previsión de emisiones y del coste de la financiación de la deuda. Más recientemente, se atrevió a decirnos a la cara que ella sí había notado la bajada del IVA de los alimentos en su magnífico supermercado. La realidad es que la cesta de la compra desde que gobierna Sánchez se ha encarecido casi un 15 %, somos los europeos que más poder adquisitivo han perdido y los que más impuestos han pagado.

Además, España está casi a la cola en las ayudas a las personas vulnerables, a pesar de la propaganda que sobre ello hemos tenido que soportar. Ahora, ante la desesperación de unas encuestas que se previsiblemente se lleven al gobierno de Sánchez por delante, Calviño nos cuenta un día sí y otro también lo bien que va todo. Pero, no es así ni en la macro, ni la micro, ni la economía familiar o empresarial. No obstante, no paran de poner minas al próximo gobierno. Con los fondos europeos, prórroga de medidas de gasto y nuevas subvenciones que dejarán las cuentas públicas tiritando para que los recortes que haya que hacer para cumplir con las reglas de la UE se hagan cuesta arriba y justifiquen el ataque sistemático desde la oposición. Nadia frente a nadie, el argumento que Sánchez esgrimió contra el PP es ineficaz y tramposo.