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Para trascender es indispensable saber leer las necesidades y prioridades de la ciudad. Como análisis comparativo y a modo de ejemplo. Pasqual Maragall supo ver que Barcelona necesitaba eliminar toda la zona portuaria de la época industrial para abrirla al mar. Tierno Galván, en Madrid, interpretó un cambio generacional profundo y puso Madrid en la revolución cultural y de vanguardia, como La Movida. Rita Barberá transformó Valencia, pasando de ser una ciudad sucia y anodina a una urbe moderna y de altura internacional. De la Torre, en Málaga, ha conseguido la modernización en todos sus ámbitos sin perder esencia y singularidad. En lo cultural, la ha elevado a nivel de las mejores. Palma está en el extremo opuesto. Teníamos una ciudad con encanto. Barriadas con especificidad. Era la perla del Mediterráneo. Con un turismo exclusivo. La plaza Gomila, El Terreno y Cala Mayor daban una imagen de cosmopolitismo ejemplar, sin perder su esencia. Pero se inició una época de crecimiento desmesurado, desordenado y especulativo. Las barriadas se empezaron a degradar y perder idiosincrasia, algunas de ellas, ahora son auténticos Bronx. El centro es un parque temático, inhabitable para los residentes.

En las nefastas últimas legislaturas hemos llegado al zenit del provincianismo y degradación. Necesitábamos un cambio radical. Las urnas lo resolvieron. Se acabó la ideología y la doctrina. Ultima Hora dedicó una magnífica editorial que relataba que el nuevo alcalde, Jaime Martínez, lo había entendido. Hablaba de substituir la ideología por gestión. Simple pero definitivo. Martínez sabe qué quiere hacer y cómo. Seguridad y limpieza, para empezar. El tranvía, con la llegada de lo eléctrico e el hidrógeno, es innecesario. Su proyecto reitera lo de referente internacional en cultura. Crear un eje de museos –Baluard y Miró– y convertir Gesa en un museo de arte contemporáneo suena a música celestial. Potenciando lo cinematográfico, artes escénicas y eventos musicales de altura, quiere buscar la transformación para situar Palma en el mapa internacional. Su experiencia profesional, talante dialogante, elegancia en las formas, intuición y sentido común le avalan. Si le dejan, lo hará y Palma trascenderá.