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Nuestra sociedad percibe los problemas de la saturación y los excesos no deseados en Baleares, lo cual repercute negativamente en nuestra calidad de vida, ello es evidente, pero sé que lo fácil es decir «no» a lo que no nos gusta de la actual situación sin aportar ninguna solución, aunque también ayude a la reflexión.

El primer objetivo sería no dejar crecer más el sector turístico y de servicios, tan solo su modernización. Soluciones las hay, pero debemos tomar las decisiones adecuadas, con los objetivos claros, el camino a seguir bien definido, con un acuerdo global, como hicimos con la LEN o la LOT y al igual que se decía en el tardofranquismo, se trataría de seguir desarrollando nuestro sector primario y secundario, a nivel producto y rendimiento y hacer posible su sostenimiento, dependiendo de nuestra principal industria que es el turismo y el sector servicios en general.

Todo ello sin olvidar que los cambios de modelo económico no se logran por dirigismo político sino por el empuje y creatividad del sector privado, viendo lo positivo de estas medidas, además teniendo en cuenta que el cambio climático incidirá, ahora ya lo está empezando a hacer, sobre los sectores productivos, porque no bastará que la clase política y la Administración autonómica puedan aportar iniciativas o soluciones para minorar este efecto diferencial y al que estamos abocados aunque no nos guste, pues hay que recordar, (a veces es bueno), lo que dije en el 2007, cuando me retiré de la política activa: «Empezamos en el 99 con las soluciones a la problemática de los residuos, y lo dejamos en el cambio climático, espero que los negacionistas se den cuenta que se han equivocado y que el problema no sólo existía, sino que ya está presente».

Fue agradable en el discurso de la presidenta del Congreso su recuerdo a Félix Pons, buen amigo y que, en una cena de INESE me dijo que la verdadera autonomía solo podría llegar de la mano del PSOE con un estado federal. ¡Claro! Le dije, pero lo importante es conseguir para Baleares los conciertos que tienen el País Vasco y Navarra.

Espero que, ahora, se abra la oportunidad de esta solución. Como es evidente, desde el 78 hasta ahora, incluso antes del nacimiento de la industria turística, ha habido un trasvase económico hacia la Administración central, pero este descuadre lo hemos pagado todos, debiendo usar demasiado nuestro territorio y con un aumento excesivo de la población.

Las soluciones no deben crear otro ‘efecto llamada’, porque si es así no serán buenas soluciones.
¿Seremos capaces de perder esta oportunidad, renunciando a los personalismos innecesarios?
Una solución para Baleares y desde Baleares ¿llegará o no?, con la ley Turística, que se pactará con los hoteleros. ¿Hasta cuándo su calidad de vida no tendrá límites a pesar del cambio climático, de la saturación y del turismo de exceso?

Gracias a Dios, la España democrática nos permite votar y tomar decisiones y, debido a nuestra Constitución del 78, el pueblo ha puesto de manifiesto que quiere y necesita más descentralización y sin colas del hambre.

Habrá que tener altura de miras y generosidad, buscando el consenso y la concordia fuera de los extremismos, para consolidar esta España plural dentro de Europa.