TW
7

Diferentes sectores sociales de Mallorca alucinan al ver como un partido minoritario como Vox maneja al potente PP Balear como si fuese una marioneta. No entienden como dirigentes populares nacidos y criados en el sur de Mallorca, como Prohens, Galmés o Sagreras, que hablan castellano con acento catalán de Campos o de Santanyí, se plieguen ante un puñado de obsesos contrarios a la lengua propia preservada en el Estatut. Les conceden millones de euros para iniciar un ‘plan piloto’ destinado a poner palos en las ruedas de la enseñanza del idioma de Ramon Llull y Anselm Turmeda. Una vez más, como ya ocurrió hace una década en la época de Bauzá, la docencia podría convertirse en un polvorín.

¿Por qué los Prohens, Galmés y Sagreras son tan dóciles? ¿Por qué se arrodillan ante la tropa obcecada de la derecha extrema? Si quisieran, tendrían apoyo de la izquierda para mantener el actual equilibrio en materia lingüística, que tanta paz social ha reportado. En teoría el PP Balear es el fuerte y Vox los débiles. Pero eso es sólo teoría. Los Prohens, Galmés y Sagreras no tiemblan ante Vox, que no puede removerles sus sillas. Tiritan ante sus auténticos amos, los jerarcas madrileños del PP, los que de verdad mandan en Génova, los Aznar, Ayuso y Aguirre (la Triple A). Esos son los que quieren ver atada y bien atada a la periferia. El gallego Feijóo llegó centrista y tolerante a Madrid y ahora, para salvar el pellejo, ya se comporta como un fanático juramentado a las órdenes de la Triple A. El mismo pavor es el que acogota a los Prohens, Galmés y Sagreras. Le tienen pánico a un par de programas radiofónicos de los demagogos capitalinos que les podrían presentar como ‘condescendientes’ ante el ‘adoctrinamiento en catalán’. No temen al látigo de Vox. Sus domadores son los que controlan el circo madrileño.