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Vivimos en nuestra cápsula particular, donde todo el mundo es más o menos igual. Hasta que sale la nariz fuera para olfatear qué se cuece. Y quien dice fuera, también dice las redes sociales. Algunos hacemos fiestas de cumpleaños en la playa, da igual que el homenajeado cumpla doce años que medio siglo. Es una fiesta sencilla pero que a los chiquillos (y a los adultos) les parece de lo más satisfactorio.

Entonces por la noche entras en las redes sociales y adviertes que una prima tuya ha ido a una fiesta en la que se da a conocer el sexo del bebé. Ya no es ni un baby shower, donde las amigas surten a la futura madre de ropa y pañales. Es que han aprendido una nueva forma para atraco y tiran de fuegos artificiales y globos rellenos de confeti rosa o azul, depende del feto. Lo de la fiesta de cumpleaños en la playa debe parecerles una cosa de gente pobre y algunas amigas ya van soltando pistas: «Los 50 años deberías celebrarlos con un viaje de amigas en República Dominicana». ¡Pero si un hotel cerca de es Trenc nos sale igual de caro y no hace falta ni avión!

Vivimos en burbujas que estallan como pompas de jabón cuando se topan con unas elecciones. Y se descubre que Alvise no solo se dedica a fabricar bulos, sino que se presenta a las elecciones. Y no solo eso, es que hay gente que apoya esta ocurrencia y les parece una broma muy divertida y prefiere votarle. Igual que lo de apoyar a Javier Milei en Argentina: qué risa da todo hasta que se descubre que el tipo de la motosierra ha conseguido elevar la tasa de pobreza once puntos, hasta el 55,5 por ciento. La inflación acumulada, un 60 %. Ojo con las burbujas y las pompas que estallan.