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Este domingo sonó el primer toc de flabiol en el Palau Salort de Ciutadella. Las fiestas de Sant Joan arrancan desde un palacio que preside la plaza des Born y esconde una de las historias más sangrantes de la Guerra Civil. Ese edificio fue una prisión republicana donde presos derechistas esperaban un negro destino. Cinco de ellos serían asesinados y abandonados en una cuneta. Se les conoce como los ‘Cinc de Ciutadella’. Por su parte, el heredero del Palau Salort y actual caixer senyor de las fiestas, Carlos de Salort Pons, perdió así a tres tíos abuelos.

Cuando Menorca quedó bajo control republicano, cientos de sospechosos derechistas –la mayoría militares, religiosos y propietarios– fueron encarcelados. En el Palau Salort había unas 70 personas esperando algún tipo de juicio. A veces sufrían simulacros de fusilamiento para obligarles a confesar. La madrugada del 14 de agosto de 1936 varios milicianos sacaron a cinco con la excusa de llevarlos a declarar a Maó. Los subieron en coches y pararon a la altura de Ferreries, donde los ametrallaron junto a la carretera. Entre ellos había cuatro militantes de la Unión de Derechas: el dentista José Anglada Marqués, Gabriel Saura Sintes, y los hermanos José y Gabriel de Olivar y Olives (barón de Lluriach).

El quinto era un veterano diputado republicano de 59 años: Teodoro Canet Menéndez. Este empresario del calzado fue uno de los que más trabajaron en Ciutadella por la República. Presidió el casino republicano 17 de Gener e impulsó medidas a favor de los obreros. Sin embargo, en los últimos años se había integrado en el Partido Republicano Radical de Lerroux, el cual pactó con la derecha. Su hermana estaba casada con el también asesinado José de Olivar, así que aquella noche perdió a su hermano y a su marido.

La represión republicana de Menorca causó unas 250 víctimas mortales. La familia más perseguida fue la Salort: el padre fue encarcelado, tres hijos asesinados, otro encerrado en una checa, y el pequeño, de solo 15 años, se salvó por poco escondido en una cueva. El primero en caer fue Tomás, diputado de la CEDA; los siguientes fueron Gabriel, teniente de Artillería, y Luis, estudiante.

El abuelo del actual caixer senyor de las fiestas de Sant Joan fue el que se salvó de morir en la checa. Se llamaba como él, Carlos de Salort, y la guerra le sorprendió estudiando la carrera en Madrid.

Curiosamente, compartió celda con el ginecólogo Julio Iglesias Puga, falangista y padre del famoso cantante. Salort fue canjeado por un republicano al final de la guerra, volvió a Menorca y presidió las fiestas de Sant Joan también como caixer senyor en 1944.

Su hijo, Carlos de Salort Sintes, actual conde de Torre Saura, explica que en la comida de Navidad de 1939 dejaron tres sillas vacías y que su padre «llevó con tristeza el peso de perder tres hermanos, pero apenas hablaba del tema».

El Palau Salort es ahora un museo y nada hace pensar que fue una prisión. Este fin de semana volverá a ser el epicentro de todas las miradas, también de la televisión pública IB3, con miles de personas rodeando a los caballos frente a su puerta.