Con frecuencia nos vamos impregnando de lo tóxico de la vida. Las malas noticias parece que tienen mayor volumen y entran con mayor facilidad en nuestro interior. Esto es modificable. Debemos imponernos filtros que eliminen a modo de ‘spam’ aquello que es pernicioso para nuestro bienestar. La telebasura aporta mucha toxicidad. Todo es vulgar, yo diría patético. Las formas de relacionarnos han sufrido una especie de mutación, fruto de un nihilismo icónico y de una competitividad infructuosa. Modelos de referencia en la vida para los jóvenes que son realmente, no solo insustanciales, sino claramente devastadores para su educación. El séptimo arte ya no genera películas hoy denominadas despectivamente ‘pastelitos’. Ahora la violencia ocupa la mayor oferta cinéfila. Los videojuegos, en su mayoría, incitan a la violencia. El porno a edades tempranas es pernicioso.
Los regalos de la vida
Palma29/07/24 0:30
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Gràcies per no escriure del que no sap