TW
0

Palma es la ciudad de las mil caras. Siempre distinta, siempre sorprendente. Anoche nos mostró una de ellas: la de la ciudad cosmopolita, abierta al mundo, que ha sido objetivo de muchas miradas. Los artistas se han enamorado de la luz de Mallorca durante siglos. Nuestros cielos han sido reclamo de pintores que llegaron de todo el mundo, atraídos por sus luces únicas.

La Isla ha inspirado a los pintores. Palma es desde hace tiempo una ciudad donde el arte tiene un papel protagonista. Ayer fue la Nit de l’Art. Las calles volvieron a llenarse de gente, a pesar del mal tiempo, espectadores ansiosos por dejarse emocionar. Los artistas exhibieron sus obras ante un público entusiasta de todas las edades, porque se aprende a amar a un cuadro desde la infancia hasta la madurez. Los mallorquines hemos entendido que los pintores forman parte de nuestro paisaje, de los escenarios que ofrece la isla, de nuestra riqueza.

La Nit de l’Art es siempre un encuentro de gente que sale a la calle en busca de belleza. Queremos ver pintura y, sobretodo, ansiamos aprender a educar la mirada ante una obra artística. No es una tarea fácil pero está llena de recompensas.

La curiosidad por el arte es un buen síntoma, una realidad esperanzadora. Mientras exista quien se emocione ante el arte, no dejaremos de creer en el ser humano. Me encanta convertir la visita a una galería en un encuentro único, en un diálogo con las piezas expuestas. Es como ir a la búsqueda de grandes tesoros, que tal vez nos transformarán la vida.

Un público variopinto se decide a recorrer Palma buscando esas riquezas artísticas, porque existe la conciencia de que el arte siempre suma a nuestras vidas. Nos ayuda a cuestionar la realidad, nos interpela y conmueve. Somos mejores si valoramos el arte. Por eso las galerías se engalanan e iluminan las obras que descubrimos.