Un aeropuerto mallorquín con más conexiones a estados alemanes que a ciudades españolas legitima el convertirnos en ciudadanos de segunda en nuestro campo de juego. ¿Has escrito nuestro? Corrige Alexa. Aquí no hay más nuestro que el suyo. Paséate por Strasser Llevant y pide precios. No te libras de 300.000 euros tirando por lo bajo. Menos mal que algunos sensibles agentes inmobiliarios extranjeros se han percatado del problema de la vivienda que sufren los del común, y anuncian futuras promociones de viviendas de alquiler de lujo. ¡Qué alivio! Nou Llevant, el ejemplar.
Este verano he visto cobijarse bajo los soportales vecinos a una persona encapuchada que dormía en la calle. Una mañana la vi, era una mujer, se lavaba los dientes con el agua de una garrafa. Guardaba la poca ropa que tenía en una antigua garita del cuartel. No es la primera ni será la última vez que veo a personas sin casa, durmiendo en la calle. Sí es la primera vez que los veo a dos metros de mi portal. Se me quedó el cuerpo mal. No por miedo. Por tristeza.
Leo que en Can Alonso, el edificio del arquitecto Monravà, que durante años estuvo abandonado a su suerte para sonrojo de la ciudad, y que es desde hace años un casal municipal, dormían ocho personas. Los vecinos alertados llamaron para el desalojo. Empiezan los nuevos talleres y los pobres molestan. Ya no hay rastro de los colchones. A buscarse otra techumbre que no sea el raso.
O en esa caravana desvencijada que la vas haciendo hogar, colocando tus pocos enseres en espacio reducido. Ovillándote a los sueños perdidos, al descalabro de la vida que te he dejado como un náufrago. Las casas con ruedas se están apilando en algunas zonas de la ciudad, en los pueblos, a las afueras. Si no se pone remedio y se cumple a rajatabla la reciente ley de la vivienda que, sobre el papel, garantiza el derecho fundamental de toda persona de contar con un lugar donde vivir, vamos a ver llorar a las estrellas.
Y si de agua va, qué ocurre con tanta fuga. Resulta incomprensible que sigan sin resolverse estas pérdidas de agua por las tuberías cuando la sequía y las restricciones asoman la nariz. Este verano en la isla algunos municipios han tenido que cortar el grifo. No me imagino al dueño del porsche, ese que aparca donde Jaime Martínez, desnudo bajo una alcachofa de la que va cayendo el agua como en un gotero hospitalario. A él no le pasará. Tiene techo de lujo.
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Buenos días. Hasta las autoridades reponsables, es decir políticos, no respondan de esa responsabilidad de gestión y actuación de forma directa, como cualquier ciudadano; seguiremos por la senda de la degeneración social. En el momento que se inventaron los conceptos "responsabilidad política", "políticamente correcto/incorrecto", empezó lentamente la corrupción económica y moral de toda la estructura de gestión de lo público. Pero todo necesita de un beneficio como incentivo para su existencia y evolución. ¿Quién se beneficia de todo ello? Unas empresas llamadas partidos políticos, esos son los grandes beneficiarios del caos estructurado en el que vivimos. Pero no tiene porqué ser así, los partido políticos no son malos de por sí; la partitocracia como sistema de estado fáctico sí lo es. Hasta que los representantes votados no representen a sus votantes, en lugar de representar a su partido, esto continuará igual. Sólo un apunte, no estaría nada mal que se prohibiera la disciplina de voto, hoy ya institucionalizada. Algunos partidos políticos tienen incluso sanciones previstas para las deserciones en la disciplina de voto. Nos hablan de transversalidad, pero ellos son verticales internamente; y no se puede dar lo que no se tiene. Hoy por hoy, la sociedad seguirá degerándose porque sus arquitectos, aparejadores, maestros de obra, y albañiles están degenerados por la política de partido. Los votantes, sólo un medio; pero al tiempo, algún avispado logrará prescindir del molesto votante. Incluso puede que se acuñe algún término para definirlo. ¿Democracia de partidos? Partitocracia. Una forma de gobierno del pueblo, para el pueblo, pero sin el pueblo. ¿A alguien le sorpre de, pues que cada día, al pueblo le vaya peor? ... A pesar de que el país vaya como un cohete. ¿Chino? Un saludo.