TW
0

Al complejo mundo de las hipotecas, de las cuales depende la actividad económica, ha venido a sumarse ahora una pugna sorda, oculta entre bastidores, pero tan evidente como interesante, entre notarios por un lado y bancos por el otro en el cobro de los aranceles a que están obligadas a facturar las notarías en los documentos correspondientes a su extensa área de responsabilidad.

Todo ha venido a liarse a partir de la entrada en vigor el año pasado de la ley que regula el desarrollo de las documentaciones realizadas con matriz electrónica. ¡La informática puede cambiar la relación entre bancos y notarios, como en tantas otras facetas de la realidad! Hace meses, algunos bancos dieron el paso en Catalunya para evitar pagar estos aranceles. Ahora esta tensión llega a Balears. No se trata de cantidades importantes documento a documento, pero sí de un evidente toma y daca sobre como debe desarrollarse la actividad de la fe pública.

Algunos notarios ya han hecho saber que ellos tienen vetado por ley dejar de cobrar los aranceles, igual como ocurre con el cobro de tasas o similares en tantísimas ramas de la administración pública. De negarse, por los motivos que fueren, pueden ser fuertemente sancionados. Además, consideran que está en juego el buen funcionamiento de una sociedad civil bien estructurada. Desde algún banco ya se advierte que solo trabajaran con notarías que acepten no cobrar el arancel. Pero hay profesionales que ven en este aviso un movimiento contra la libre elección de notario por parte de los ciudadanos, que al fin y al cabo es a quien afecta este pulso.

La facturación de los aranceles en los folios de matriz electrónica se extiende a muy diferentes clases de documentos. Veremos cómo acaba la batalla, que se antoja tan callada como intensa y que al final acabaría afectando a la sociedad en su conjunto.