El profesor de la UIB David Ginard acaba de publicar en la editorial Lleonard Muntaner una interesante biografía del periodista de cabecera de los franquistas mallorquines: Ferrari Billoch. Una historia de vaivenes propios de las películas: el ascenso y caída de un personaje. Pasó de ser una de las plumas más valoradas de la dictadura a convertirse en un apestado social. Este libro, Ferrari Billoch y la Guerra Civil, viene a llenar algo el vacío que existe en la historiografía sobre los vencedores mallorquines.
Francisco Ferrari Billoch nació en 1901 en una familia burguesa de Manacor. El primer apellido le viene de su abuelo, emigrante italiano. Gracias a su posición, pudo estudiar Magisterio, pero enseguida se dedicó a su verdadera vocación: el periodismo. Antes de cumplir los 30 ya se había distinguido y el financiero Joan March lo fichó para sus periódicos en Madrid, Informaciones y La Libertad. Eran los primeros años de la II República y las nuevas ideas le llevaron a publicar artículos de tinte progresista.
Ingresó incluso en una logia masónica y no fue hasta 1934, tras la revolución obrera de Asturias, cuando giró claramente hacia la derecha. Ferrari mutó hasta afiliarse al partido de José Calvo Sotelo, Renovación Española, que era la extrema derecha de la época. En estos años se casó en Madrid con una manacorina también de familia rica, Catalina Parera Arribas, y pronto tuvieron dos hijos.
Tuvo la suerte de que el golpe militar de julio de 1936 le cogió de veraneo en Mallorca. Ginard reconoce que, de estar en el Madrid republicano, casi seguro hubiera sido ‘liquidado’. Ferrari se apuntó en las Milicias Ciudadanas y formó parte del primer grupo que contuvo el desembarco antifascista en Porto Cristo. Por aquello le concedieron dos medallas militares y publicó su experiencia con crónicas en primera persona en el diario La Almudaina.
Tras la victoria, se acomodó en la cúpula del régimen. Se afilió a Falange y trabajó para sus diarios y radios. Publicó su famoso libro Mallorca contra los rojos, con prólogo del Conde Rossi, y participó en la redacción de la famosa Historia de la Cruzada Española, obra oficial de la dictadura sobre el conflicto.
Sin embargo, ‘se le giró la tortilla’ cuando en 1940 se aprobó la ley contra la masonería con efecto retroactivo. El régimen lo condenó a 12 años de prisión y tuvo que compartir celda con sus enemigos. Ginard cree que la dureza de la pena puede deberse a una venganza personal. Encima, cuando salió a la calle, cayó en el ostracismo. Inhabilitado como periodista y sin apenas dinero, se dedicó a la venta ambulante de libros mientras rogaba ayuda a sus antiguos camaradas. El indulto le llegó en 1952, con ya 51 años, y rehizo algo su vida, pero murió poco después, con solo 57 años, a causa de un cáncer de hígado.
El libro añade un valioso apéndice de 66 páginas: unas memorias inéditas de Ferrari sobre los preparativos de los golpistas mallorquines. Explica, por ejemplo, las reuniones secretas en La Rambla y la calle Sant Feliu, las armas escondidas en casa de Quint Forteza y las prácticas de tiro en el fortín de Torre d’en Pau (Coll d’en Rabassa). En definitiva, otro imprescindible en nuestra biblioteca.