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Un titular del Financial Times, firmado por Barney Jopson y Alex Irwin, reza: España, a punto de superar a Estados Unidos como la economía avanzada que más crece. Las causas: el turismo, la exportación de servicios no turísticos, la inversión extranjera y…el gasto público y la inmigración. En efecto, no solo es el gasto turístico, producto de la recuperación de los viajes y de la economía del ocio; son también los servicios de alto valor añadido los que están contribuyendo al crecimiento de los servicios en su relación con el PIB. Y, por extensión, apuntalan la expansión. La EPA aporta igualmente datos al respecto: creación de ocupación en nichos de mayor valor añadido. Algo se mueve en la estructura económica. Resulta imposible encontrar en el pasado más inmediato una situación como la descrita, situación que no está exenta de problemas y desafíos. Además, otro elemento debe tenerse en cuenta: la productividad aparente del trabajo no es tan anémica como a veces se cree, en función de algunas consideraciones metodológicas que se están trabajando y que se han presentado en foros académicos.

En paralelo, Alemania cerrará 2024 con dos años continuados en recesión, algo que no se observaba en las últimas décadas. Las reformas que se inscribieron a fuego para los países del sur por parte de la nomenclatura germánica en 2010, no se han realizado adaptadas a la realidad de la economía alemana durante los últimos quince años. Con la incertidumbre por la situación política y económica en Francia, la suma de los problemas en las dos locomotoras europeas sitúa a la Unión en un escenario insólito: resulta que son esos países del sur de Europa, principalmente España, aquellos que eran considerados como poco eficientes, los que están matizando el retroceso agregado europeo.

Esta situación es la que obligaría a repensar las reglas fiscales que se han aprobado para las economías europeas desde la Comisión, reglas a aplicar a partir de 2025 y por un período de siete años, a razón de un ajuste de 0,4 puntos porcentuales del PIB cada año. Quizás no sea solo la economía española la que necesite la revisión de esa norma; y tal vez a Alemania y Francia les convenga ser más flexibles con su aplicación en una vía concreta: una doble velocidad en la adaptación de esas reglas que, en síntesis, pueden suponer una contracción del gasto público. Precisamente, una de las palancas que el Financial Times esgrime como determinante para que España esté en la positiva posición que tiene.

Todos estos datos –y otros que pueden aportarse– están tapados, casi silenciados, por el ruido de la crispación política, más focalizada en otros temas –algunos relevantes– pero con la insistencia en algunos otros que se están explotando de manera recurrente por los firmes opositores –políticos, mediáticos, jurídicos– al gobierno, utilizando mentiras y bulos. El humo cegaba los ojos, en una memorable canción de The Platters. El ruido, esta batucada tremenda sin descanso, impide escuchar avances positivos en la economía. Que afectan a todos. Sería importante que se conocieran mejor, silenciando el ruido sin sentido.