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Nadie en Occidente creyó nunca que Ucrania pudiese ganarle una guerra a Rusia, sino sólo que la perdiesen lo más tarde posible, que es donde está el negocio. De ahí que incluso la OTAN, que algo tuvo que ver en su laboriosa gestación, no intervenga ni se manche las manos, regule su ayuda al país invadido y se limite a mantenerlo con respiración asistida. Europa y EEUU se conforman con que Rusia no gane de momento, ni fácilmente, de modo que les envían dinero y armas, aunque esas armas (los famosos misiles de largo alcance, por ejemplo) con la condición de que no las usen. Sólo para simular su apoyo y eternizar el conflicto. Y si ya es difícil ganar una guerra cuando haces todo lo posible por lograrlo (barbaries bélicas), figúrense lo difícil que será si te guardas mucho de ello. Únicamente el señor Zelenski, actor cómico convertido de súbito en heroico presidente de Ucrania y en gira mundial permanente para exigir más dinero y mejores armas, parece creer que ganará si le ayudan, manteniendo vivo el ardor guerrero y la moral occidental. Y así estaban las cosas, en fase de mantenimiento y guerra crónica, cuando el aún presidente Biden, al que le quedan cuatro días en el cargo, acaso pensando en su legado (importantísimo para los presidentes USA, el legado), y a la vez deseoso de dejarle un tremendo embolado a su sucesor, le autorizó a usar esos misiles (ATACMS, se llaman), además de millares de minas antipersona que por lo visto ya le habían proporcionado. Para ayudar. Así reforzado de humor negro, al viejo cómico Zelenski le faltó tiempo para atacar Rusia con esos misiles, y como el ejemplo norteamericano siempre suele ser seguido en cuestiones bélicas por los británicos, al ataque siguió otro con misiles de largo alcance Storm Shadow, que es como se llaman los de Reino Unido. Resulta que había guerra en Europa. Putin, como es natural, amenaza a Occidente, que sigue haciendo sin hacer, y misil va misil viene, esta guerra ya un poco olvidada por las brutales matanzas de Israel (otro legado de Biden), actualizada, es ahora de largo alcance. No sé qué significa eso, pero líderes de cortos vuelos y misiles de largo alcance es desde luego una pésima combinación.