La crisis del huevo

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Desde hace cinco años estamos inmersos en una serie de acontecimientos inéditos, que jamás pensábamos que íbamos a vivir. Todo empezó con la pandemia de la COVID-19, en marzo de 2020. ¿Quién nos iba a decir que íbamos a estar confinados y con mascarillas?

Posteriormente, hemos vuelto a tener una guerra en Europa, algo que no sucedía desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. El 24 de febrero de 2022 Vladímir Putin decidió invadir Ucrania y lo que tenía que ser un ataque relámpago lleva ya más de tres años de guerra.

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Aunque se trata de un tema mucho más banal, no deja de llamar la atención lo que está sucediendo con los huevos, cuyo precio se ha disparado y aún no ha tocado techo. Los expertos alertan que si se llegan a exportar huevos a EEUU (Donald Trump no quiere aranceles en este caso) llegaremos a pagar un euro por cada huevo. Si esto sucede, el huevo desaparecerá de la alimentación de muchas familias. Ocurrió algo parecido con el aceite de oliva, que lo hemos llegado a ver con collarines antihurtos en los supermercados. De llegar a ser necesario, ¿cómo lo harán en el caso de los huevos?

Tanto el huevo como el aceite de oliva son productos esenciales de la dieta mediterránea, que resultan muy beneficiosos para la salud. Hace un tiempo los productos ovícolas tenían mala fama, pero se ha comprobado que su consumo es muy saludable.

Los expertos llevan unos años advirtiendo que el encarecimientos de productos básicos de la cesta de la compra está motivando que cada vez haya más personas que se ven obligadas a recurrir a comida basura, mucho más económica. Por tanto, no hay que tomarse a broma la crisis del huevo, un producto básico que se emplea en numerosas recetas en España.