Las autoridades turcas han dado por muertas a las decenas de miles
de personas que aún quedan bajo los escombros, y comenzaron ayer la
desinfección de las zonas afectadas por el terremoto del martes
pasado, ante el temor a epidemias.
Se pone fin, así, a las últimas esperanzas de los familiares de
las víctimas. Los equipos extranjeros de rescate comenzaron ayer
tarde su retirada. Del contingente de unos 160 españoles, se supone
que casi todos los 80 bomberos volverán hoy o pasado a sus puestos
en España, aunque quedarán médicos, ATS y otros profesionales para
atender a los damnificados.
En el último momento de sus operaciones de rescate, un grupo de
bomberos de Granada localizó ayer al mediodía con sus perros
adiestrados a una mujer paralítica de 57 años, Adalet Cetinol, cuya
vida fue salvada con la ayuda de otros dos equipos, de franceses y
de turcos.
Esta mujer, paralizada desde un accidente cerebral hace 20 años
y que pasó 130 horas sepultada bajo los escombros de su casa en
Golcuk, ciudad portuaria en el Mar de Mármara, presumiblemente será
la última persona que se salva.
Se trata de un rescate milagroso, puesto que se supone que es
posible sobrevivir sólo 72 horas sin agua, sobre todo cuando la
temperatura ambiental es tan alta como ha estado estos días en la
parte occidental de Turquía, donde el terremoto tuvo su
epicentro.
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