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EFE-WASHINGTON La existencia de indicios de una posible acción criminal en la tragedia del vuelo 990 de la aerolínea egipcia EgyptAir ha puesto la investigación en manos del FBI. El «Boeing 767-366» se estrelló el pasado 31 de octubre en el Atlántico Norte cerca de Massachusetts, poco después de despegar del aeropuerto John Fitzgerald Kennedy de Nueva York con 217 personas. Los investigadores del Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte ya habían detectado operaciones «extrañas» cuando se recuperó el registro de datos de vuelo en una de las cajas negras.

Lo descubierto en la segunda caja negra indica que uno de los pilotos se quedó solo en la cabina y, tras hacer una breve plegaria en árabe, apagó los motores del aparato. Pudo producirse un intento de secuestro, discrepancias entre los dos pilotos, un suicidio o algo totalmente diferente, según las conjeturas extraoficiales que se han apuntado.

Los datos que contiene el registro de voces del aparato han dado un giro completo a las investigaciones que, hasta ahora, se han centrado en descartar fallos de los motores, como la posibilidad de que se activaran los inversores de empuje de una de las turbinas, lo que hubiera hecho que el aparato entrara en una rápida espiral descendente. El que las conversaciones registradas en la cabina se produjesen en un dialecto árabe ha dificultado su interpretación puesto que además de traducir hay que interpretar los matices.