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El monitor deportivo que es juzgado por un jurado popular por abusar de una mujer haciéndose pasar por guardia civil es una persona acomplejada e inmadura. Así lo afirman los psicólogos y forenses que han estudiado la personalidad del acusado.

El juicio por estos hechos, que ocurrieron en Artà el pasado día 4 de enero, quedó ayer visto para sentencia. En la sesión de ayer declararon los médicos forenses de Manacor, Emilia Salas y Francisco Alarcón, que descartaron que el acusado tuviera alguna alteración mental que le impidiera ser consciente de la gravedad de lo que estaba haciendo.

El abogado defensor Fernando Mateas plantea que su cliente era adicto a los anabolizantes y este consumo le provocó un trastorno de personalidad. Los forenses mantuvieron que los anabolizantes no son drogas, y por tanto consideran que este consumo tuvo poca relevancia en su personalidad. A juicio de los peritos, el acusado actuaba como guardia civil como un instrumento para lograr el objetivo que buscaba. «No tiene ningún delirio, es consciente de lo que busca, y lo que realmente pretende es conseguir una situación de superioridad ante la víctima». En este sentido, los peritos consideran que el acusado tiene un afán de representar un papel superior como individuo superior. Sin embargo, los forenses reconocen que el acusado sufre una alteración de la personalidad y tiene problemas para controlar sus impulsos. «Se instala en la mentira» afirman los peritos, que consideran que el acusado es consciente de que está cometiendo un delito, pero no sabe su gravedad.

Una postura diferente mantiene el psiquiatra Pedro Moreno, que ayer aseguró que el acusado padece una enfermedad mental que le hace vivir en la fantasía. El perito explicó que en EE UU hay estudios que afirman que el 56% de los consumidores de anabolizantes sufre alteraciones psíquicas.

Tanto el fiscal Juan Carrau como la abogada Francisca Salom, como acusación particular, mantuvieron su propuesta de condenar al acusado a siete años de prisión. El abogado defensor solicita que se le imponga una pena muy inferior.