La campaña forestal de este año que expira ha concluido con unos
resultados desalentadores. A lo largo de 1999 han ardido en Balears
un total de 1.366 hectáreas, frente a las 172 que se quemaron
durante el año pasado. La cifra no puede ser más elocuente y
significa que la superficie devastada por incendios en Balears se
ha multiplicado por ocho en estos últimos doce meses.
Según los datos facilitados ayer por un portavoz de la
conselleria de Medi Ambient, de estas 1.366 hectáreas devastadas
por el fuego un total de 345 son superficie arbolada, de gran valor
ecológico, y el resto están formadas por carrizo y monte bajo. La
misma fuente añadió que desde el año 94 no se registraba una
siniestralidad forestal tan elevada, si bien en aquella ocasión
ardieron 2.454 hectáreas.
1999 ha estado marcado por tres grandes
incendios forestales y todos ellos han tenido, casi con toda
seguridad, un origen intencionado. El primero se declaró el 15 de
mayo en la sierra de Na Burguesa, una zona tradicionalmente
castigada por los incendios, y arrasó unas 20 hectáreas. Fue un
toque de atención sobre lo que se avecinaba. El 8 de agosto, en
plena campaña estival, un tremendo fuego se extendió con rapidez
por Es Galatzó y afectó a Galilea, en donde destruyó una casa, y
Puigpunyent. Todos los efectivos disponibles, humanos y técnicos,
se pusieron en marcha para desalojar viviendas y proteger a la
población. Al final se calcinaron más de 100 hectáreas, en un
paraje de vital importancia ecológica.
Pero el peor siniestro estaba por venir. El 9 de octubre, cuando
todo hacía pensar que la estadística permanecería casi invariable,
un extraño incendio se propagó por Artà y Capdepera, quemando más
de 700 hectáreas, la mayoría de carrizo. Desde un principio se
sospechó que se trataba de una quema controlada de un pagés que
perdió el control, pero hasta el momento la Guardia Civil no ha
conseguido identificarlo.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.