'Me quería ahorrar el importe del billete de vuelta a Mallorca'.
Juan Miguel R.B., un vecino de Alaró de 23 años que fue sorprendido
ayer a bordo de un velero a 17 millas de Barcelona, dejó perplejos
a los guardias civiles que lo interceptaron en alta mar cuando
explicó los motivos que le llevaron a robar la embarcación.
Un portavoz de la Oficina Periférica de Comunicación (OPC) de la
Comandancia de Barcelona declaró ayer a este periódico que el
acusado se introdujo en el puerto Olímpico a eso de las 5'30 horas.
Se dirigió hacia un pantalán y, sin demora, se introdujo en un
velero de 17 metros de eslora, que estaba amarrado. Un vigilante
jurado lo vio entrar en la embarcación y pocos minutos después,
antes de que pudiera llegar hasta él, el barco se hizo a la
mar.
El responsable de seguridad conocía al propietario del velero y
sospechando que el tripulante no tenía ninguna relación con él
decidió despertarlo y llamarlo por teléfono a su casa. El hombre,
en efecto, se sobresaltó con la noticia y aseguró que no había
autorizado a nadie para navegar en su embarcación, por lo que el
vigilante se puso en contacto inmediato con la Guardia Civil y
denunció el robo. Se da la circunstancia de que la base del
Servicio Marítimo de la Benemérita se encuentra muy cerca del
pantalán escenario de la sustracción, por lo que una patrullera se
hizo a la mar con los primero rayos de sol.
La búsqueda, según manifestaron las fuentes consultadas, fue
complicada, ya que se desconocía el rumbo que había tomado el joven
ladrón, pero sobre las diez de la mañana la patrullera detectó al
velero a 17 millas del puerto de Barcelona y procedió a su
abordaje. Juan Miguel R. no ofreció resistencia y regresó escoltado
al puerto Olímpico. Allí, con aparente tranquilidad, reconoció que
había robado el velero «para no tener que pagar el billete de
vuelta a Mallorca».
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