Los alemanes que han sido acusados de ocupar una finca en Andratx,
donde han montado una cuadra de caballos, aseguran que la versión
de la finca de la propiedad no se ajusta a la realidad. Giesela
Heinemann, la dueña de la propiedad, denunció a este periódico que
permitió a una mujer alemana que metiera un caballo en sus cuadras
para hacerle un favor, y que se había aprovechado de su debilidad
para montar una escuela de equitación.
La mujer alemana que ha montado esta escuela mantiene que no ha
engañado a nadie y que la dueña de la propiedad «planeó con
nosotros los proyectos por el futuro del picadero». También afirma
que varios vecinos de Andratx fueron invitados por Giesela
Heinemann para que promocionaran las instalaciones y los caballos.
La mujer alemana también señala que los sábados la propietaria daba
clases de montar a los alumnos que tenía cuando ella dirigía la
escuela. «Como la señora Heinemann no tenía ningún caballo, tomaba
uno de los nuestros. Cobraba tres mil pesetas por clase, y me
entregaba la mitad».
Por último, la mujer señala que tiene testigos que confirman su
versión y asegura que la dueña desde el mes de octubre «nos amarga
la vida».
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