La presencia, el pasado fin de semana, de una tintorera en aguas de
la Platja de Palma plantea la cuestión de determinar si este tipo
de tiburón es peligroso para las personas.
Desde hace meses el periodista Juan Poyatos y los biólogos
Juanjo Campos y Ana María Abril están trabajando en un libro para
catalogar las especies de tiburones que merodean por las aguas de
Balears y las historias sobre estos escualos. Ana María Abril, que
es doctora en Biología, explica en primer lugar que la carne humana
no es un alimento que devoren las tintoreras. Sin embargo, ello no
evita que su presencia pueda ser peligrosa para el hombre, porque
en ocasiones puede confundirlo con alimento. Según describe la
bióloga, su cuerpo es alargado y esbelto, y su piel es muy suave.
Su color superior es azul y muy brillante, mientras que el vientre
es blanco. Pero, cuando muere, su color se transforma en un gris
más apagado.
Por su parte, Poyatos señala que, posiblemente, la tintorera sea
el tiburón con mejor visión, sobre todo nocturna. Este animal puede
encontrarse tanto en la superficie del mar abierto como en las
zonas dorsales. Los pescadores la identifican porque asoma la
primera dorsal y el extremo de la dorsal. Sus movimientos
migratorios los marca la búsqueda de alimento. Se alimenta de
presas pequeñas, como pulpos, calamares o crustáceos. Los expertos
afirman que jamás atacan animales más grandes que ella, salvo si la
presa está muerta. En este punto Poyatos señala que el tamaño de un
hombre adulto es superior a una tintorera, por ello es casi
imposible que ataque, sino es por confusión. Sin embargo, la
tintorera sí que puede atacar a un niño de poca de edad, porque es
más pequeño que ella. Su tamaño oscila entre los dos metros de
longitud.
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