A las cuatro de la madrugada del día 29 de septiembre del año
pasado se produjo un accidente en el Passeig Marítim, a la altura
de la dársena de Can Barbarà, que se saldó con tres fallecidos y un
herido grave. El presunto responsable de esta tragedia fue el
conductor de un moderno turismo BMW, de nacionalidad mexicana, que
esa noche, a pesar de que había llovido y la velocidad en ese tramo
está restringida, circulaba a más de 150 kilómetros por hora.
Este exceso de velocidad explica que el coche cruzara la
mediana, se llevara por delante una farola y colisionara de frente
contra otro turismo, un Opel Corsa, que estaba en el carril
contrario. Un testigo afirma que el Opel estaba parado en el
semáforo, aunque la Policía Local afirma que iba circulando. Lo
cierto es que los cuatro ocupantes del Corsa se llevaron la peor
parte: la conductora y el copiloto murieron al instante, otro
ocupante falleció horas después y el cuarto pasajero sufrió
lesiones graves, de las que hoy aún se recupera. Los fallecidos
fueron Rosalía Sardiña, su novio Antonio Méndez de Sotomayor y
Shelia Oliver.
El conductor mexicano, Gerardo R.V., había estado esa noche de
copas con dos amigos, que también viajaban en el coche. Los tres
resultaron heridos, aunque ya están recuperados. Gerardo estuvo un
mes y medio ingresado en el hospital. Se negó a someterse a la
prueba de alcoholemia, si bien sus acompañantes declararon que esa
noche había tomado algunas copas. La Policía Local no pudo tomarle
declaración, porque él quiso hacerlo ante el juez. Cuando fue dado
de alta, el conductor se presentó en el Juzgado. Le dijeron que
podía irse y que ya le llamarían más adelante para que prestara
declaración. A pesar de que se trataba de un extranjero y no tenía
domicilio fijo (vivía en un barco en el Club de Mar), no se tomó
ninguna medida para que no se marchara. El conductor no acudió el
día que estaba citado y ahora no se sabe dónde está.
La «huida» del conductor ha indignado a las familias de los
fallecidos. Rosana y Manuel, hermanos de Rosalía y de Antonio,
respectivamente, temen que el conductor no llegue a responder jamás
de este suceso que costó tres vidas. «No entendemos cómo una
persona que ha causado esta tragedia tan grande pueda quedar en
libertad y el Juzgado le diga que se puede ir, y que ya le citarán.
Bastaba que le hubieran retenido el pasaporte, seguro que no se
hubiera ido». Los familiares han denunciado la fuga, y el Juzgado
ha ordenado la búsqueda del conductor, pero no se le ha encontrado.
«Yo soy de origen brasileño y estoy segura que en mi país a una
persona que mata a tres personas en una noche de diversión no se le
deja en libertad. Esto sólo ocurre en España. ¿En qué pensaba el
juez cuando permitió que este individuo se marchara? Seguro que no
se acordaba de las familias de las víctimas», afirma Rosana.
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