Isabel María Llinás, la mujer apuñalada por su ex marido en Cala
Bona, ha experimentado una ligera mejoría y los médicos ya no temen
por su vida, según confirmaron ayer desde el Hospital de Manacor.
La víctima, de 38 años, permanece en estado «clínicamente estable»,
en el área de Reanimación, y en las próximas horas podría ser
trasladada a una habitación normal. La puñalada más grave -de las
nueve que le asestó supuestamente Juan C.- le ha afectado el bazo,
el pulmón y el diafragma, por lo que se espera que la recuperación
sea lenta. Sin embargo, la noticia más importante es que la
directora del Hotel Esperanza Mar está fuera de peligro.
El detenido pasó la noche del domingo al lunes en los calabozos
de la Policía Local de Manacor y hoy por la mañana será interrogado
por la Policía Judicial de la Guardia Civil de esa localidad.
Luego, a las 11'00 horas, está previsto que sea trasladado hasta
los juzgados para que preste declaración ante el juez. Juan C.
trabaja de 'maitre' en un hotel y hace aproximadamente un mes que
se separó de Isabel María Llinás. La pareja tiene dos hijos, que
viven con su madre en un lujoso chalet de la calle Azaleas número 2
de Cala Bona, donde el domingo por la mañana tuvo lugar la brutal
agresión.
Juan C. llegó a la vivienda a bordo de su coche, aunque no está
claro si ya portaba el cuchillo con el que apuñaló a su ex mujer o
si lo cogió en la casa. El sobrino de la mujer intentó evitar la
agresión y finalmente Isabel María fue apuñalada en nueve ocasiones
en el cuarto de baño, en donde quedó tendida en medio de un gran
charco de sangre. Su hija, de doce años, se encontraba también en
esos momentos en el chalet. Antes de huir, el agresor dejó el arma
blanca ensangrentada en la casa y en la actualidad se encuentra en
manos de la Benemérita.
Luego se marchó a bordo de su turismo, pero colisionó contra
otro vehículo y motivó que la Policía Local interviniera en el
accidente. Entonces se apeó del automóvil y les dijo: «He matado a
mi mujer». Juan C. carece de antecedentes policiales y los
investigadores creen que actuó cegado por los celos. Sin embargo,
será necesario esperar a la versión que ofrezca hoy el detenido
para conocer sus verdaderos motivos. El alcalde de Son Servera,
Eduard Servera, indicó ayer a este periódico que hechos como los
acaecidos en Cala Bona le producen «una gran indignación» y recordó
que recientemente se llegó a un acuerdo en el pleno para condenar
la violencia doméstica. El primer edil, que conoce personalmente a
la víctima, se congratuló de su mejoría y de que esté fuera de
peligro.
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