El edificio en ruinas de la calle San Magín que el martes se
derrumbó llevaba varios meses a la venta. El precio de la planta
baja y del primer y segundo piso era de 20 millones de pesetas,
según confirmaron algunos vecinos que se interesaron por conocer
las exigencias de su propietario. La dueña del inmueble, que es una
arquitecta alemana, confirmó a este periódico que pretendía vender
los pisos, pero prefirió no detallar el precio que pedía.
Los vecinos del barrio de Santa Catalina, uno de los más
antiguos de Palma, no se mostraron ayer sorprendidos de que este
edificio se derrumbara. Días antes algunos lo habían comentado
entre ellos de que un día u otro se iba a caer e incluso se
atrevieron a pronosticar la fecha: la llegada de las primeras
lluvias.
El edificio del número 42 fue adquirido hace tres años por esta
mujer alemana. El inmueble fue construido a finales del siglo XIX y
hace más de 30 años que los inquilinos tuvieron que marcharse por
su estado de ruina. El tercer piso es propiedad de una mujer
inglesa, que no había alcanzado un acuerdo para venderlo a la otra
propietaria. Este piso superior sufrió el derrumbe del techo y de
la terraza hace aproximadamente un mes. Un año antes también se
había declarado un incendio. Pese a ello, no se tomó ninguna
medida.
Los vecinos de Santa Catalina se mostraban ayer especialmente
indignados con la actuación del Ayuntamiento de Palma y de los
propietarios del edificio. La mayoría afirmó que el derrumbe de la
finca era algo más que previsible porque la grieta que tenía la
fachada hacía prever que un día u otro se caería.
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