El pasado 20 de mayo un tiburón peregrino de siete metros fue pescado en Pollença.

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JAVIER JIMÉNEZ/UH-INCA
Un tiburón de unos tres metros de longitud fue abatido ayer a arponazos cuando se acercaba a la playa de Alcúdia, según confirmaron en fuentes del centro de emergencias del 112 y de la Guardia Civil.

El primer organismo informó que sobre las 12.30 horas un bañista se puso en contacto con el 112 y aseguró que había visto un «pez muy grande» cerca de la playa de Muro, al parecer un tiburón. Desde aquel momento no se volvieron a tener noticias del escualo y los responsables del operativo pensaron que podía tratarse de una falsa alarma. Sin embargo, a las 14.50 horas un nuevo aviso alertó de que la aleta amenazadora del tiburón estaba siendo vista muy cerca de la playa de Alcúdia, a unos 100 metros de la arena.

En esta ocasión el operativo fue más contundente y varias embarcaciones y voluntarios se desplazaron hasta esa zona y rastrearon el agua en busca del ejemplar, que finalmente fue localizado. El temor a que atacara a bañistas -ya que al parecer no se trataba de un tiburón inofensivo- hizo que los integrantes de la búsqueda arponearan al escualo, que fue abatido. Una embarcación lo remolcó hasta la playa, donde numerosos testigos presenciaron cómo un vehículo todoterreno lo sacaba del mar. La aparición del ejemplar -cuya especie de momento no ha sido concretada- provocó la lógica expectación y alarma en Alcúdia, máxime si se tiene en cuenta que el pasado 20 de mayo dos vecinos de Pollença pescaron un magnífico ejemplar de tiburón peregrino, de 7 metros, que había quedado atrapado en unas redes cerca de Cala Murta. Guillem Cerdà y Francisco Pérez remolcaron al animal hasta el Club Náutico de Pollença y al día siguiente fue vendido a piezas en la Lonja de pescadores. La diferencia con el tiburón de ayer es que el de Pollença se alimentaba de placton y era del todo inofensivo.