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AINA VIVES Ésta es una de las historias más inverosímiles de un hombre, Gabriel Jaume, a quien un buen día de junio le robaron su coche, un Opel Kadett GSI, del garaje privado de una empresa de Inca donde trabaja. Al cabo de 17 días, la policía de Santander encontró el vehículo al detener al ladrón de su coche cuando robaba en un bar. Pero, como el ladrón dijo que Gabriel le había vendido el coche, la juez de Inca decidió no decantarse ni por un lado ni por otro mientras no se lleve a cabo el juicio.

Gabriel, al darse cuenta de que le habían robado el coche, lo denunció a la Policía Local, a la 1 del mediodía. A las tres de la tarde encontró un mensaje en el contestador de su casa de un hombre que llamaba para hacerle saber que había encontrado la targeta de crédito de su mujer en el polígono de Marratxí. «A las 4'30 llamé al señor y me dijo que al lado de su coche también había matrículas dobladas. Mi mujer llamó a la cuñada y ésta se fue a comprobar si la matrícula era la de mi coche, y lo era. Así que me fui hacia el puerto de Palma y después hacia el de Alcúdia para avisar de la existencia de un Opel Kadett con la matrícula cambiada. Me dijeron que tranquilo y que no pasaría nada».

Día 5 de julio la policía de Santander comunicó a Gabriel que habían encontrado su coche con las matrículas de un coche de Costitx. El ladrón era Ramón G. M., un vasco que el día del robo había salido de la cárcel de Palma. Ahora, sin embargo, a Gabriel sólo le devuelven el coche si paga el traslado desde Santander y, además, deberá ir a juicio aunque demostró que no había vendido el coche.