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Cinco años de cárcel es la pena que deberá cumplir el que fuera hombre de confianza y apoderado de Damián Mayol, un millonario residente en Sóller, que al morir se ejecutó un plan para estafarle 40 millones de pesetas que formaban parte del fondo de la herencia que dejó a su mujer. El condenado es Joaquín G.A., que ha sido declarado por la Audiencia culpable de un delito de falsedad. También ha sido condenado a cuatro años Gabriel R.C., un director de banco quien intervino en este plan y que el tribunal declara culpable de falsedad y estafa. Ambos, solidariamente, tendrán que devolver los 40 millones de pesetas. Se declara la responsabilidad civil del banco.

Damián Mayol, quien no tenía hijos, murió repentinamente el 16 de mayo de 1996. En 1973 hizo testamento en 1973, declarando a su mujer como única heredera. Joaquín G.A. y su familia estuvieron cuidando en los últimos años de Mayol y de su mujer. La muerte repentina del millonario de Sóller, según explica la sentencia, supuso que las expectativas del acusado se frustraron, porque no iba a recibir nada de la fortuna de Mayol, pese a que había manifestado su deseo de hacerle heredero a él y a su familia. Así, con la ayuda del director del banco, el mismo día de la muerte, el apoderado cursó órdenes para que se vendieran todos los títulos y fondos de inversión de Damián Mayol, e ingresar el dinero en la cuenta de su hija.

Según afirma el tribunal, a los días siguientes se cometieron una serie de irregularidades en el banco, y el día 23 de mayo el apoderado se personó en la oficina banco. Con la máquina de escribir del despacho del director rellenó un talón (que Mayol había dejado firmado en blanco) de 40 millones de pesetas, fijando su fecha el día 15 de mayo, un día antes de la muerte del millonario de Sóller. Este dinero fue ingresado en la cuenta de la hija del acusado, quien justificó que Mayol quería financiar las obras de reforma de una casa que su familia posee en Bálix.

No satisfecho con los 40 millones, el apoderado rellenó otros cuatro talones (que también habían sido firmado en blanco) por importe de 285 millones de pesetas, cada uno a nombre de un representante de su familia. Estos talones, según el tribunal, fueron rellenados al menos ocho días después de la muerte del vecino de Sóller. Estos talones fueron presentados al cobro el día 9 de julio, pero al no existir fondos fueron devueltos. El acusado presentó una demanda contra la viuda de Damián Mayol, que era la heredera de la fortuna. Sin embargo, esta demanda fue rechazada porque el juez entendió que no podían haber sido firmados en la fecha que figuraban porque el titular ya había fallecido. Fue a partir de ese momento cuando se descubrió la desaparición de los 40 millones. Los herederos, defendidos por el abogado Félix Pons, se querellaron contra el apoderado.