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El negocio de la droga sigue marcando las pautas de comportamiento entre la gran mayoría de residentes en Son Banya. Del centenar de familias que en la actualidad reside en el poblado, sólo una treintena no tiene nada que ver con el narcotráfico y son ellos los que quieren salir cuanto antes. El resto abre cada día sus 'comercios' de venta de cocaína y heroína, y se opone de manera rotunda al desmantelamiento del poblado. Los primeros moradores ocuparon las chabolas y tenían un contrato de alojamiento. Después las casas pasaron de padres a hijos pero, en la actualidad, una veintena de las chabolas están ocupadas por familias que han pagado para ocuparlas.

El sistema que se ha seguido es que, cuando algunas de las familias han decidido abandonar el poblado, otra que quiere ocuparla se pone en contacto con la primera y se entabla una negociación, cuyo precio puede haber ido variando con el transcurrir del tiempo. Desde hace unos meses el precio es el de un millón de pesetas y el acuerdo es siempre verbal. Así, el nuevo inquilino dispone de casa en el poblado y la inmensa mayoría de éstos se dedican a la venta de sustancias estupefacientes.

El interés por quedarse en la zona es tal, que los 'narcos' con mayor poder adquisitivo han ido comprando casas en los alrededores del poblado. Es, por ejemplo, el caso de 'La Paca', mujer cuyo clan ha sido investigado recientemente por el Grupo de Delincuencia Económica, y al que se le han intervenido bienes por valor de más de dos mil millones de pesetas.

La mujer reside desde hace meses en una casa situada en las afueras del poblado, en dirección a las pistas del aeropuerto de Son Sant Joan. Los clanes con más poder en Son Banya son los ya habituales de 'La Paca', 'El Moreno', 'Los Bizcos' y 'Los Jesusos', además de otros de menor envergadura. Un dato curioso es que, como ya es sabido, algunas de las chabolas tiene todo tipo de lujos en su interior. Pero desde hace un tiempo el 'último grito' en diseño, es colocar en las casas unos colmillos de marfil.