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Una joven de 18 años ha denunciado que lleva diez años sufriendo violaciones y abusos sexuales por parte del compañero sentimental de su madre, que ha sido detenido y ha ingresado en la prisión de Palma, según confirmaron ayer en fuentes judiciales. Según parece, la muchacha se había marchado de casa hacía un mes y el pasado martes ella, su madre y el novio de ésta acudieron al PAC (Punto de Atención Continuada) de la Escuela Graduada por problemas de asma de la joven. Durante la espera, el hombre la presionó para que regresara a casa y la chica le dijo que eso era imposible. La discusión, sin embargo, subió de tono y el acusado llegó a amenazarla para que regresara con ellos. La víctima se puso muy nerviosa y una enfermera trató de calmarla, sin sospechar realmente que el estado de agitación de la paciente estaba relacionado con el terror que le inspiraba el compañero de su madre.

Finalmente, la chica se derumbó y confesó los abusos que había padecido durante los últimos diez años, por lo que desde el PAC se dio aviso de inmediato a la Policía Local. Una dotación del 092 se desplazó hasta el centro sanitario y procedió a la detención cautelar del sospechoso, que en todo momento negó las imputaciones. El hombre quedó recluido en los calabozos del cuartel de San Fernando y la víctima prestó declaración durante varias horas ante los inspectores de policía. De acuerdo con su relato, los abusos comenzaron cuando ella contaba con ocho años y se interrumpieron a los diez, porque el novio de su madre ingresó en la cárcel, donde pasó dos años. A su salida la situación se recrudeció y de los tocamientos pasó a las penetraciones, siempre aprovechando los momentos en que la madre no se hallaba en la casa.

La muchacha aseguró que vivió un auténtico infierno y que cuando se marchó de su casa pensó que todo había acabado, aunque luego, con las amenazas para volver del presunto violador, temió caer de nuevo en sus manos, lo que le llevó a romper su silencio y pedir ayuda. El papel de la madre en la historia no está demasiado claro y los investigadores la citaron en el cuartel para conocer su versión. La señora negó de forma categórica que supiera algo del trauma que estaba viviendo su hija y a pesar de las dudas policiales ayer declaró en los Juzgados de Palma en calidad de testigo, no como imputada.

Su cónyuge fue trasladado desde los calabozos de San Fernando por la mañana y en su declaración ante el juez insistió en que todo era un montaje de la chica. El magistrado, sin embargo, consideró que existían indicios suficientes para decretar su ingreso en prisión y ayer pasó su primera noche en la cárcel de la carretera de Sóller, a la espera de juicio. La madre quedó en libertad, pero la investigación para aclarar todos los extremos de esta cruda historia continúan.