La población total de la cárcel de Palma era ayer de 980 personas.

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La cifra de la población penal de extranjeros en la cárcel de Palma era ayer de 154, lo que supone un importante incremento con respecto al año anterior, que osciló entre un mínimo de 80 y un máximo de 100. En estos momentos, la cárcel de la carretera de Sóller es una especie de torre de Babel que acoge a personas de las más diversas nacionalidades, razas y culturas. De los 154 citados en torno a los 50 son personas procedentes de países africanos y el resto se reparte entre británicos, alemanes, colombianos, argentinos, moldavos, eslovenos, chinos...

Las nacionalidades que aglutinan los mayores porcentajes son: Marroquíes (19), nigerianos (14), argelinos (11), ingleses (10), alemanes (10), colombianos (9) y argentinos (6). Del resto las cifras son de menor cuantía. En total, la población penal era ayer de 980 personas por lo que, pese a su aumento , los reclusos extranjeros siguen siendo una clara minoría. Pero su progresivo aumento ha obligado a los responsables del centro a ir adoptando una serie de medidas. De entrada, cuando alguien llega a la cárcel se le clasifica según sea penado (condenado por un delito) o preventivo (pendiente de ser juzgado).

Después se tienen en cuenta otros factores y, si es posible, se les ingresa en el mismo módulo donde hay presos de su nacionalidad. En el caso de que el preso hable una lengua minoritaria y no entienda el castellano, se procura que esté ingresado con otro preso de su misma lengua y que sí hable o entienda el castellano. Hasta el momento el amplio abanico de razas y culturas en la prisión de la carretera de Sóller no ha generado mayores problemas. La previsión es que la cifra de extranjeros vaya en aumento en la población penal, como un reflejo de lo que ocurre en la sociedad.