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Lo que más le sorprendió a Miquel Ramis, delegado del Gobierno en Balears, durante su recorrido nocturno por las distintas zonas supuestamente conflictivas de la ciudad, fue el ambiente de relativa tranquilidad de Son Gotleu, «el barrio de Palma que menos conocía», con una animada vida callejera y mucha gente en las plazas a esa hora en que el sol hace tiempo que ha dejado de calentar y la temperatura exterior invita a terminar la noche a la intemperie. Le gustó más esa dinámica nocturna que la absoluta tranquilidad que se respiraba por las desérticas calles del casco antiguo. «Prefiero ir encontrándome gente que no ir pasando por esas calles en las que lo único que oyes es el eco de tus propias pisadas», dijo.

Como Ramis es de Muro y gran parte de su vida ha transcurrido en esa zona de la Isla que queda en el lado opuesto a Palma, especialmente en Alcúdia de donde fue alcalde, quiso conocer, de noche, esas zonas del municipio palmesano que suelen ser frecuencia referente en las páginas de la prensa, por su supuesta conflictividad. Antes ya lo había hecho por su cuenta, pero en la noche del viernes a sábado se hizo acompañar por los mandos de la Policía Nacional para recibir de ellos e in situ una explicación técnica. El recorrido se hizo en un microbús sin ningún tipo de distintivo que lo identificara. Elicio Amez, jefe accidental de la Policía; Bartomeu Campaner, comisario de proximidad; Alfonso Jiménez, comisario de extranjería; Miguel Guerrero, jefe de la comisaría oeste; Jesús Aparicio, jefe de la comisaría centro y posteriormente Xisco Bosch, jefe del operativo de la Platja de Palma, conformaban la expedición. La primera etapa comenzó en la Porta de Sant Antoni. A pie enfilaron la desierta y medio demolida calle del Socorro hacia Ballester, por delante del edificio de los juzgados y San Agustín en donde, al fin encontraron a algunas personas tomando el fresco. Siguieron por la plaza del Buen Consejo hacia el passeig de la Artesania, plaza de Quadrado, Sant Francesc, es Pes de sa Palla, otra vez Socorro y vuelta a Sant Antoni, en donde aguardaba el microbús. En un bar que quedaba al otro lado de la plaza se veía mucha gente. Elicio le indicó a Ramis que alguno de ellos eran «trileros» que ya tomaban posición para al día siguiente (ayer) actuar en el baratillo. El flash de las cámaras iluminaron la fachada, lo que motivó que una mujer se volviera de espaldas, se bajara la falda y mostrando las bragas gritara: «Eh, tíos, fotografiadme el culo!».

La siguiente etapa fue Son Gotleu, que se hizo recorriendo varias veces la zona sin bajar del vehículo. «Me había formado una idea equivocada de Son Gotleu, pero me ha dado la impresión de que se trata de un problema de integración social. Aquí conviven familias de muy distinta tipología ciudadana y esa mezcla de culturas distintas es lo que genera los problemas. Me había hecho la idea de que eso era como el Bronx, pero he visto paseando una madre con su hijo pequeño y eso en el Bronx no lo podría hacer», dijo al terminar la etapa.