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Una joven que presenció el crimen del Maremàgnum oyó cómo los agresores trataban a la víctima, el ciudadano ecuatoriano Wilson Pacheco, como si fuese una «rata», comentario que la testigo interpretó en clara clave racista.

La Audiencia de Barcelona celebró ayer la segunda sesión del juicio con jurado contra los acusados, dos porteros de sendos locales del Maremàgnum y un vigilante del complejo de ocio, quienes afrontan peticiones de penas de hasta 15 años de prisión. La sesión matinal del juicio ha puesto de manifiesto que la seguridad nocturna del Maremàgnum presentaba «lagunas e irregularidades». Según algunos porteros y vigilantes de la zona, el Maremàgnum se asemejaba más a un «campo de batalla» que a un complejo lúdico por las continuas peleas que allí se sucedían en las noches.

Por la tarde llegó el turno ya a los testigos ajenos al Maremàgnum, es decir ciudadanos que acudieron allí a pasear o divertirse. Una de ellas es Eva M.V., que la noche de los hechos, el 27 de enero de 2002, se encontraba en el Maremàgnum junto a un amigo, David B.L., y vieron cómo los agresores, en concreto el portero James Anglada, arrojaba al agua a Wilson Pacheco. Según la testigo, tras ver caer al agua al hombre, se dirigió a los porteros para recriminarles su acción y uno de ellos le contestó «si la rata sabe correr, también sabrá nadar; si no, que se ahogue». La mujer, según refirió ayer, interpretó esa afirmación en clave racista.