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La Policía Local de Palma intervino en la medianoche de anteayer en un caso de una menor de 15 años que, supuestamente, era maltratada de forma habitual por su familia. La víctima, que ha sido internada en un centro especial, padece un cierto grado de retraso mental. A las doce y media de la noche, una joven de 22 años contactó con una patrulla de la Policía Local para denunciar la «situación» de una amiga suya de 15 años, que según le había contado ella misma recibía agresiones continuas por parte de su familia. La chica añadió que esa noche habían acordado poner en práctica un plan en el caso de que los malos tratos se repitieran. La táctica consistía en que la víctima, nada más llegar a casa, encendería y apagaría la luz de su cuarto si era golpeada otra vez. La joven compinchada con ella esperaría en la calle y si veía la señal debía ponerse en contacto sin dilación con la policía. Así ocurrió y cuando la testigo vio encenderse y apagarse la luz no se lo pensó dos veces y paró a una patrulla del 092 que circulaba por los alrededores. Los agentes, tras escuchar el relato, subieron al piso donde vivía la supuesta maltratada y se entrevistaron con su abuelo, que reconoció que acababa de propinarle «un cachete». La menor, que se mostró muy introvertida y temerosa de su familia, reconoció que sus allegados la golpeaban «por hacer cosas malas». Su familia explicó que ese día la adolescente no había acudido a clase y que no habían tenido noticias de ella hasta la medianoche, lo que les había ocasionado un trauma. Por ese motivo, añadieron, reaccionaron violentamente cuando volvió a casa. Los funcionarios, sin embargo, querían aclarar si los malos tratos eran habituales -y no fruto de un 'calentón', tal y como sostenían los abuelos y la madre- y se llevaron a la chica a otra habitación, para que pudiera expresarse sin temor. En un momento dado, de forma espontánea, la víctima pidió que la ingresaran en un centro especial de acogida, ya que tenía miedo de seguir viviendo bajo aquel techo. La madre y la abuela se opusieron, inicialmente, a esta posibilidad, pero el abuelo sostuvo que no podía «controlar» a su nieta y que ésa era la mejor solución. En la vivienda en cuestión había otros menores, pero los funcionarios policiales que los inspeccionaron no detectaron ningún síntoma de malos tratos o de que estuvieran abandonados. La Fiscalía de Menores ha sido informada de la actuación en el piso de Palma y la adolescente ya ha sido internada en un centro especial del Norte de la Isla. De momento, no se han practicado detenciones.