El presidente de Francia, Jacques Chirac, viajó ayer a los
astilleros de Saint-Nazaire para expresar «la compasión y la
solidaridad» de toda Francia a las víctimas del «incomprensible
drama» del «Queen Mary 2». Quince personas murieron y otras 28
permanecían hospitalizadas, seis de ellas en estado grave, a raíz
del derrumbamiento, el sábado, de una pasarela de acceso desde el
muelle hasta el mayor barco transatlántico del mundo, que estaba en
dique seco.
«Las palabras se quedan cortas», dijo el jefe de Estado,
acompañado por el primer ministro y los titulares de Interior y
Transportes. Chirac, que tuvo «un pensamiento» para todos los que
trabajan en la construcción naval, expresó «en nombre de todos los
franceses, compasión, solidaridad, estima y dolor». Visitó la
capilla ardiente instalada en los astilleros y saludó a los
familiares apenados, así como a los heridos hospitalizados.
La pasarela para acceder al «Queen Mary 2» se derrumbó por
causas «inexplicables», precipitando al vacío, desde una altura de
unos 20 metros, a la cuarentena de personas que se encontraban
allí. Eran empleados de una empresa de limpieza, asalariados del
constructor del buque, Alstom Marine y familiares.
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