El individuo se mostró muy tranquilo y no se tapó el rostro cuando era conducido ante la jueza. Foto: PERE BOTA

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J.F.MESTRE/G.PICO
El presunto asesino fue presentado ayer tarde ante la jueza Piedad Marín, titular del Juzgado de Instrucción nº 4 de Palma, que estaba de guardia. La entrevista con el individuo apenas duró cinco minutos, ya que el detenido se negó a declarar. Mantuvo la misma actitud que había sostenido durante los casi dos días que permaneció en la Comandancia de la Guardia Civil, que fue la de sostener que no recordaba lo que había ocurrido. De hecho, el viernes rompió a llorar cuando los agentes que se entrevistaron con él le indicaron que Pilar Crevillent estaba muerta tras recibir dos disparos con una escopeta.

Después de que la jueza le comunicara al detenido que ingresaba en prisión, éste fue trasladado a la clínica forense de los juzgados. Allí mantuvo una entrevista con el forense Julio López, que realizó un estudio preliminar del estado mental del detenido. A primera vista se veía una persona que se encontraba muy fatigada y de hecho tenía incluso dificultades para caminar.

A pesar del silencio que mantiene el detenido, la Guardia Civil da por cerrado el caso y no existe ninguna duda de que fue Domingo Pozo el que en la noche del pasado jueves acudió a la vivienda de s'Arenal de Llucmajor y disparó contra su ex compañera sentimental y contra los dos hijos de la mujer, de 18 y 21 años de edad, que también resultaron heridos y ambos se encuentran graves, sobre todo el menor de ellos. Los agentes se han entrevistado con una joven, novia de un sobrino de Pilar Crevillent, y con la hija pequeña de la mujer, que trabajaba como limpiadora en el hospital de Son Dureta. La primera testigo, que se escondió bajo la cama cuando el individuo comenzó a manifestar su violencia, ha confirmado a los investigadores que, en primer lugar, Domingo Pozo disparó a quemarropa contra la mujer. Acto seguido los dos hijos de la víctima se abalanzaron contra el agresor e intentaron arrebatarle el arma que tenía en las manos. Sin embargo, el detenido disparó contra los dos jóvenes y los dejó malheridos. Después se marchó del domicilio y durante cinco horas estuvo en paradero desconocido hasta que, sobre las tres de la madrugada, se entregó en la Comandancia de la Guardia Civil. De momento lo que no se sabe, ya que el individuo se ha negado a contarlo, es lo que estuvo realizando durante estas cinco horas. Se sospecha que estuvo visitando varios bares, si bien no existe una prueba concreta que lo confirme. En cambio, lo que sí parece que está claro es que en el momento de cometer los hechos el hombre mostraba síntomas de encontrarse bajo los efectos del alcohol. Sin embargo, en ningún caso este estado le exculparía del delito de asesinato del que, con toda seguridad, será acusado, sino que tan sólo se trataría de un atenuante. Lo que parece claro es que el móvil del crimen fue pasional, ya que Domingo no aceptaba que la mujer quisiera romper la relación que mantenían desde hacía tres años y no deseara verle.

La única preocupación que manifestó Domingo Pozo ayer tarde cuando estuvo en el juzgado fue solicitar protección mientras esté en prisión. El individuo, a través de su abogado Rafael Ramis, explicó que en la cárcel se encuentra el novio de una sobrina de la víctima, y que teme que esta persona pueda intentar agredirle si coincide con él en la cárcel. Por ello, el juzgado comunicó esta situación a la prisión de Palma para que tome medidas al respecto.

En breve el detenido será de nuevo trasladado al juzgado y se le comunicará el delito que se le imputará, que será el de asesinato. Es evidente que en la actuación del individuo existió alevosía porque ninguna de la tres víctimas podía defenderse ante el arma de fuego que portaba el detenido cuando cometió los hechos.