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Más de 1.600 bomberos, apoyados por aviones, helicópteros y vehículos, trabajan intensamente en las últimas horas para controlar varios incendios registrados en el departamento de Bouches-du-Rhone, en el sureste de Francia. Aunque los fuegos siguen sin ser extinguidos, la desaparición del viento mistral, que el sábado había soplado con fuerza, facilita el trabajo de los bomberos y de los aviones, que han vuelto a lanzar agua sobre las zonas afectadas. El más peligroso de los incendios es el de Velaux, que recorre unos dos kilómetros por hora. El fuego obligó a evacuar esta madrugada a 2.000 habitantes de Vitrolles, ya que sus casas estaban amenazadas por el fuego, por lo que tuvieron que pasar la noche en los gimnasios del municipio habilitados para acogerles. El incendio también ha provocado la suspensión de la circulación de la autopista A-7, entre Vitrolles y Salon-de-Provence. El otro foco importante, situado en Rove, al noroeste, «está bajo control», aunque aún no ha podido extinguirse totalmente.