El jurado popular considera como principal motivo de su
veredicto, hecho público ayer, que durante la vista oral ha quedado
probado que la menor falleció en la misma cama donde en febrero del
año 2002 unos operarios encontraron su cuerpo cuando acudieron a
limpiar la casa.
Según los nueve miembros del jurado, tras asesinar a la pequeña
Cerrillo empezó a acumular montañas de basura para «ocultar el
olor» que desprendía el cuerpo en descomposición, y no debido a su
adicción al alcohol y a las drogas porque, aunque consumía, no lo
hacía «en cantidades excesivamente altas».
El jurado popular descarta, asimismo, que Juan Miguel Cerrillo
sufra algún trastorno de personalidad, si bien presenta «algunos
rasgos de trastorno esquizotípico».
También ha tenido en cuenta las declaraciones de algunos
testigos que aseguraron que el acusado quedó con su víctima el día
de autos, el 3 de marzo de 2001, en la plaza Sant Jordi donde la
menor solía jugar con sus amigos. El veredicto afirma que la fase
testifical ha puesto de manifiesto que Cerrillo solía hacer
comentarios sexuales sobre mujeres y niñas tales como «qué pechitos
tiene» (sobre una niña) o «todo lo que camina vale».
Otra de las cuestiones destacadas por el jurado es que, durante
la vista oral que se celebró del 27 de octubre al 3 de noviembre en
la Audiencia de Tarragona, Cerrillo declaró que se encontró, una
mañana, con el cadáver en su casa y que, días más tarde, lo
«semi-envolvió» con un plástico para no verlo.
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