Un accidente de avión que causó 54 muertos el pasado domingo en el
norte de China no se debe a un acto de sabotaje, indicaron ayer los
investigadores que seguían tratando de ubicar las «cajas negras».
Al menos cinco aviones fabricados por la compañía canadiense
«Bombardier» propiedad de China Eastern Airlines no despegarán
hasta que se averigüen las causas del accidente.
El siniestro ocurrió en la región autónoma de Mongolia Interior,
poco después de que el Bombardier turbo CRJ-200 despegara del
aeropuerto de Baotou a las 08.20 horas (00.20 GMT) con destino a
Shangai y se estrellara doce segundos después contra el lago helado
de Nanhai, a seis kilómetros.
Un portavoz de la Aviación Civil de China declaró ayer que
siguen sin encontrar la caja negra de la aeronave, por lo que aún
se desconocen las causas del siniestro. La Estación Meteorológica
de Mongolia Interior descartó que las condiciones climatológicas
tuvieran relación con el siniestro, ya que la visibilidad era
buena. China Eastern Airlines decidió no utilizar temporalmente sus
cinco Bombardier, del total de 18 aparatos de la compañía
canadiense adquiridos por líneas aéreas chinas.
«Los aviones de la compañía tienen un récord extremo de
seguridad», declaró Sylvie Gauthier, portavoz de Bombardier en
Montreal. La compañía tiene en estos momentos 900 CRJ-200 en
servicio, y los aparatos, con cabida para 50 pasajeros, han volado
durante nueve millones de horas desde 1992, según la portavoz.
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