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Un portavoz de la familia del hombre que agredió al posadero de la ermita de Santa Magdalena, en el Puig d'Inca, se puso en contacto ayer con este periódico para mostrar su «asombro» por lo sucedido, «pedir discuplas al posadero y ayudarle en todo lo que haga falta». El familiar explicó que el agresor, de 40 años, tiene un pequeño problema de esquizofrenia, es completamente inofensivo y nunca ha causado ningún problema, aunque últimamente buscaba trabajo, pasaba por un mal momento y estaba un poco depresivo. Tal vez por este motivo -indicó la familia-, «se desorientó y ha pasado esto, pero nos ha dejado perplejos y todavía no nos lo creemos». «Se marchó de casa a las dos de la madrugada y lo buscamos, después nos enteramos de lo que pasó, pero ni él sabe cómo llegó a la ermita». No obstante, la familia indicó que «ahora ya no se puede volver atrás y lo único que podemos hacer es ofrecer nuestras disculpas, interesarnos por el estado de salud del posadero y ponernos en contacto con este hombre y ayudarlo».

Daniel López y su esposa son los posaderos de la ermita de Santa Magdalena. A las 5.30 de la madrugada del viernes al sábado, cuando Daniel iba a trabajar y abrió la puerta, fue agredido y le tuvieron que dar cerca de 25 puntos de sutura en la cabeza y sufrió golpes en diversas partes del cuerpo. Poco después la policía localizó al agresor.