Miguel María Arbona Niell llevaba sólo tres días trabajando en la
empresa Grúas Arbona, de Sóller. Su apellido coincidía con el del
negocio, pero no era el propietario, sólo uno de los transportistas
contratados. El conductor, de 36 años, realizó ayer su último
trayecto: la carga que transportaba le aplastó en las cercanías de
la rotonda del Molino, en Santa Ponça, cuando la estaba
descargando.
El operario había recogido la carga en el puerto y a
continuación condujo el camión cargado con grandes tuberías de
fundición hasta una «zona de acopio» de las obras de prolongación
de la autopista de Palmanova. Eran las 13.10 horas,
aproximadamente, y el vehículo con plataforma aparcó en la zona de
descarga de los trailers, junto al instituto de Santa Ponça. Miguel
María Arbona se apeó y procedió a desenganchar las cinchas que
sujetaban las tuberías. Cada canalización mide unos tres metros de
largo, por 300 centímetros de diámetro, y pesa una tonelada. Sobre
el camión había una veintena de esas piezas y de repente la mitad
se cayó por uno de los laterales, justo en el lado donde se
encontraba el trabajador.
La víctima no pudo reaccionar y aquellas toneladas de hierro y
hormigón acabaron con su vida al instante. Junto al cadáver quedó
un mando con el que presumiblemente Miguel María debía dirigir la
grúa para alzar cada una de las tuberías. Otros trabajadores que se
encontraban en las inmediaciones corrieron hasta el trailer y
quedaron conmocionados por lo que se encontraron: el cuerpo
aplastado del conductor bajo toneladas de peso. Cuando los
servicios sanitarios del 061 llegaron hasta Santa Ponça sólo
pudieron certificar el fallecimiento.
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