La comparecencia de los peritos forenses fue el momento más
esperado de la segunda jornada del juicio contra Sebastián Pol
Bauzà, acusado de 14 delitos sexuales, cometidos entre 2000 y 2003.
Los peritos indicaron en primer lugar que no constataron ningún
tipo de desviación sexual en el acusado. «El hecho de que sienta
predilección por mujeres más mayores o más jóvenes, incluso niñas,
no implica una desviación sexual», comentó uno de ellos.
También coincidieron en señalar que el acusado «es plenamente
consciente de sus actos y sabe distinguir entre el bien y el mal»,
aunque la psicóloga que realizó el seguimiento del acusado entre
2000 y 2003 indicó que Pol Bauzà padece «un problema evidente de
limitada inteligencia y capacidad cognitiva, además de una nula
capacidad laboral».
El abogado de Pol, Juan Carlos Rebassa, quiso saber si la
castración química sería un método efectivo para inhibir la
conducta delictiva del acusado. Los peritos se mostraron muy cautos
a la hora de pronunciarse. Uno de ellos indicó que «podría ser un
tratamiento a intentar, aunque su resultado habría que verlo una
vez en marcha». Los doctores explicaron que el tratamiento
solicitado por el abogado, ampliamente utilizado en otros países,
podría ser efectivo aunque podría también producirle importantes
efectos secundarios. El tratamiento de castración química consiste
en suministrar antiandrógenos al acusado, lo que inhibe el nivel de
producción de testosterona, la hormona que controla el deseo sexual
masculino. Además de disminuir su deseo sexual, la medicación
implicaría la feminización de sus rasgos y un aumento importante en
la tensión sanguínea que podrían forzarle a abandonar la terapia,
según indicaron los doctores.En el juicio también declaró el
inspector de policía encargado de coordinar la operación policial
que acabó con la detención de Pol. El agente comentó que la
detención se produjo gracias a la llamada telefónica del director
de la cárcel de Herrera de la Mancha, quien vio publicado un
retrato robot de Pol en la prensa y comenzó a sospechar que se
podría tratar del mismo preso que había estado ingresado en su
centro penitenciario durante 8 años, cuando fue condenado en 1990
por otros 26 delitos similares. La policía detuvo finalmente a Pol
en 2003. El coordinador señaló que el acusado nunca reconoció haber
cometido agresiones sexuales sino simples abusos, «puesto que sabía
que los abusos están menos penados que las agresiones».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.