Los restos de la adolescente aparecieron enterrados a un metro y medio de profundidad. Foto: JAVIER JIMÉNEZ

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El cuerpo de la adolescente que fue hallada enterrada en los bajos de los Apartamentos Augusta, en La Bonanova, vestía con un jersey grueso y estaba junto a unas medias.

La primera circunstancia podría evidenciar que la muerte de la menor aconteció en invierno, hace unos diez años. El hallazgo de los leotardos podría tener varias interpretaciones: por un lado, reforzaría la hipótesis de una muerte en época invernal y, por otro, podría tener relación con una muerte violenta. Es decir, que la adolescente hubiera sido estrangulada con aquella prenda. Sin embargo, todavía es pronto para adelantar posibilidades y ayer el propio jefe superior de Policía, Elicio Àmez, pidió «prudencia» a la hora de hacer valoraciones sobre la muerte de la calle Corb Marí.

El trabajador que encontró los restos relató ayer a Ultima Horacómo se produjo el hallazgo. Una cuadrilla de obreros llevaba quince días sacando escombros de aquel cuarto, de unos 40 metros cuadrados. El jueves por la mañana, pasadas las 9.00 horas, removieron con palas un tramo del sótano y, de improviso, aparecieron unos huesos. «Paramos de inmediato y al principio pensé que se trataba de un animal muerto. Luego sacamos un brazo con un jersey y me di cuenta que era una persona fallecida hacía años», relató. El operario confirmó que los restos habían sido enterrados «unos 10 centímetros» por debajo del nivel de la tierra, aunque luego los habían cubierto con un metro y medio de escombros, procedentes de una reforma que se llevó a cabo en el piso de arriba, en lo que ahora son las oficinas de los Apartamentos Augusta. Esas obras parece ser que se llevaron a cabo hace unos diez años. Así pues, la menor fue enterrada días o semanas antes de que aquel sótano quedara lleno de escombros y tapiado. Si la persona que llevó hasta allí a la menor conocía o no esa circunstancia es algo que está investigando la policía. El antiguo Hotel Augusta era propiedad de los dueños del Hotel Majórica y cuando ambos establecimientos quebraron el primero quedó semiabandonado durante cuatro años. Los vecinos recuerdan que en esa época lo frecuentaban mendigos y drogadictos, y que hubo varios incidentes «porque había gente muy rara que dormía en aquel edificio». La aparición del cadáver ha impresionado al vecindario. La mayoría de residentes lo tiene claro: «La niña no se enterró sola. Además, el que lo hizo sabía que ese cuarto iba a ser llenado de escombros, con lo que se aseguraba que el cuerpo no fuera encontrado nunca». Al final, no ha sido así.