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PEP MATAS/EMILIO LÓPEZ
El fiscal encargado del sumario abierto contra 27 acusados, algunos de ellos considerados jefes de un clan de narcotraficantes que reside en el poblado de Son Banya, está negociando con los abogados defensores un pacto. En la calificación de los hechos, el Ministerio Público solicita un total de 169 años de cárcel para los 27 acusados, a los que se considera responsables de los delitos contra la Hacienda Pública y blanqueo de bienes y capitales procedentes del narcotráfico.

Como se ha vendo informando desde hace años en Ultima Hora, a los responsables del clan de Son Banya el Grupo contra el Blanqueo de Capitales del CNP les ha intervenido fincas rústicas, inmuebles, coches de lujo y cuadras de caballos, entre otros bienes y que se valoran en millones de euros. De hecho, además de las penas de cárcel, en su calificación provisional se solicitan también una serie de indemnizaciones que, en total, suman 275 millones de euros. El juicio está señalado para el próximo mes de enero y en el caso de que se celebrara, se cree que podría durar meses, dada la cifra de acusados y de testigos.

Pero desde hace varios días, el fiscal se está entrevistando con los distintos abogados defensores y les ofrece llegar a un acuerdo. A grandes rasgos, el pacto supone que ninguno de los procesados iría la cárcel; éstos se reconocerán culpables; el Estado se quedará con todos los bienes que se han intervenido y las penas a las que sean condenados serán muy inferiores a las que se solicitaban en principio.

En la calificación de los hechos que en su día redactó el fiscal, entre otras cosas, se señala que tres de los acusados, que viven en Son Banya, compraron siete fincas rústicas, tres casas, un solar urbano, 15 vehículos y una cuadra de caballos. En otro apartado se especifica que uno de los chalets intervenidos tiene dos plantas, piscina, pista de tenis y cámaras de seguridad. Además de los responsables del clan, también se detuvo y están procesadas varias personas que actuaron como 'testaferros', es decir, que aparecían como propietarias de los bienes, cuando en realidad los dueños eran los integrantes del clan de Son Banya.