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Los bomberos lograron sofocar ayer el incendio registrado en una planta de almacenamiento de combustible situada al norte de Londres, después de que hubiera ardido durante sesenta horas.

El incendio, el más grave declarado en Europa desde el final de la II Guerra Mundial, comenzó el domingo tras producirse varias explosiones en el centro de distribución de Buncefield, el quinto de mayor capacidad del Reino Unido.

Roy Wilhser, jefe del cuerpo de bomberos de Hertfordshire, explicó que ayer ya se habían controlado las llamas en los veinte depósitos afectados, cada uno de ellos con capacidad para almacenar 13,5 millones de litros de combustible. Más de seiscientos bomberos han participado en los tres últimos días en las labores de extinción del incendio, que fue descrito por Wilhser como «apocalíptico».

También se reabrirán los colegios cerrados tras comenzar el incendio, a excepción de los situados más próximos al centro de distribución, que sufrieron daños estructurales a consecuencia de las explosiones. El incendio, cuyo origen las autoridades atribuyen a un accidente, ha causado heridas a 43 personas, dos de ellas en estado grave.