Los agentes se han incautado de documentación que está siendo
analizada y que podría ser importante para desvelar el
funcionamiento de estas redes. En los últimos meses la Brigada de
Extranjería ha incrementado la presión sobre las mafias chinas,
para evitar que operen en la isla con cierta sensación de
impunidad.
El Juzgado de Instrucción Número 10 de Palma autorizó los
registros y una comisión judicial estuvo presente en las entradas.
Las fuentes consultadas indicaron que se trataba de domicilios
particulares, pero tampoco se descartaba inspeccionar negocios
propiedad de los chinos acusados. La operación, que se lleva a cabo
a gran escala, ha sido diseñada por la Brigada de Extranjería de la
Jefatura de Policía de Palma, con el apoyo de la Dirección General
de Madrid y la Comisaría de Valencia. En el transcurso del
dispositivo se localizó también a varios asiáticos que se
encontraban en Mallorca de forma ilegal, y que fueron también
arrestados.
El problema radica en que estas organizaciones actúan con gran
discreción y son muy complicadas de desmantelar. Se trata de
núcleos muy cerrados, donde impera la ley del silencio. Como dato
llamativo, y a diferencia de lo que ocurre con otros inmigrantes
ilegales, los chinos 'esclavizados' casi nunca recobran la
libertad, y cuando saldan la deuda por el viaje hasta Mallorca
continúan trabajando a otro nivel para sus jefes. Pese a todo, es
casi imposible conseguir que alguno de los explotados declare
contra ellos.
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