Una casa de Santa Margalida escondía un laboratorio de marihuana
'ultramoderno', que ahora ha sido precintado por la Guardia
Civil.
El pasado miércoles los agentes del cuartel de Pollença tuvieron
noticias de que en una vivienda de la primera localidad un joven de
23 años estaba llevando a cabo una actividad frenética para
multiplicar sus plantaciones de marihuana. Los funcionarios
consiguieron una orden de entrada y registraron la finca. En un
habitáculo sellado, de aproximadamente 15 metros cuadrados, se
descubrió el laboratorio, aunque las plantas habían sido retiradas
a tiempo y sólo se encontraron restos. El sistema de riego era
automático, había focos de calor y fertilizante. En definitiva, el
dueño se las había ingeniado para que las plantas crecieran a una
velocidad muy alta y con gran cantidad de hoja. Quería obtener
pingües beneficios, y en el menor tiempo posible.
El presunto traficante fue arrestado y luego quedó en libertad.
Es consumidor habitual de sustancias estupefacientes y no le
constaban antecedentes policiales. La vivienda donde desarrollaba
su actividad ilícita era de su familia, que estaba al margen. En el
laboratorio había cincuenta dispositivos para plantas de marihuana,
lo que da una muestra del volumen de material que podía conseguir
en poco tiempo. Los investigadores realizaron un reportaje
fotográfico en el cuarto-laboratorio, que se adjuntará al informe
que recibirá el juez de Inca que instruye las diligencias.
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